miércoles, 12 de mayo de 2010

Miradas que regresan. Versión 2.0



Cuando vagabundeo por las calles me doy cuenta de las miradas que se posan en mí, cada una de ellas me sujeta, me define, me transforma en algo que no era hace milésimas de segundo. A veces devuelvo esas miradas, creando cadenas que atan a esas personas así como ellas hacen conmigo.

Y me doy cuenta de la terrible realidad que esconden nuestras miradas (extrañas, profundas, juguetonas, miedosas, pretenciosas, libidinosas,…), no es un objeto pasivo a través del cual podemos ver sin ser vistos y estar a una distancia segura. ¡Para nada!

Hay que ser cuidadoso con lo que miramos cuando y porque, sin nuestro consentimiento consciente las miradas actúan por si solas, se extienden por toda clase de objetos y personas, se posan sobre cualquier pequeño detalle que les llame la atención, son como un animal salvaje sobre el cual no tenemos control alguno.

El pensamiento de ver y no ser visto es el más común, PERO (un pero enorme) todo nos devuelve una mirada, aparte de las personas, los objetos son testigos mudos de nuestro sentido de la vista, una cámara una filmadora un espejo un reflejo en el vidrio, para enumerar las que mejor puedan representar esta abstracta idea. No es cada uno de estos artefactos un ser que nos mira constantemente, ellos conocen nuestras más tiernos y cariñosos momentos así como las perversiones más grotescas, los masoquismos y sadismos más despiadados.

No importa si nunca hemos tenido un momento completamente romántico o terriblemente violento, al menos por nuestro interior han pasado tales pensamientos, claro luego los reprimimos en un intento de negar esa parte que somos pero nunca podremos aceptar.

Si bien, aun sigamos escépticos con respecto a lo inofensivo de mirar, tratemos algunos ejemplos:

  • Estamos en un restaurante comiendo y un mendigo se nos acerca para pedirnos comida o limosna o que le compremos caramelos como sea, automáticamente nuestra mirada se posa sobre él, luego claro podemos "decidir" nuestra acción, pero una vez que lo vimos, ya lo atamos, lo encerramos en lo que creemos, lo echamos a un confinamiento en nuestro interior. Ustedes dirán, pero no lo miramos con desprecio, simplemente nos dio X sentimiento (tristeza, ternura, lastima,…), claro que sí pero en ese momento, luego de la mirada, es cuando dicho sentimiento se despertó y etiquetaron con lo que ustedes creen a este Sr. (que será mendigo por lo que sea que fuere aquí no estamos para dar lecciones de moral o de cómo vivir la vida), su mirada le puso el peso encima de sus creencias, violentamente, sin preguntar, sin pararse a reflexionar, simplemente lo hizo.


  • Pero los mendigos son invisibles, si no se paran al frente nuestro rogándonos por cualquier cosa, los obviamos completamente e intentamos que nuestra vista no se dirija hacia esos rumbos. Ahora, existen ciertos individuos buscando lo contrario, el ser vistos por todos, les encanta estar definidos por lo que su imagen representa. Digamos, un joven guapo, el cual siempre intenta lucir bien (viste bien, usa colonia, buen corte de pelo, en general tiene una imagen bastante buena en términos de la supuesta imagen que él cree debe representar), que siempre va a lugares donde se pueda encontrar con mucha gente que conoce o que podría llegar a conocer(ojo no digo lugares populares o de moda); pues bien en él lo más importante no es su mirada (y lo que sobre los otr@s pueda provocar) es la atención de las miradas que el necesita y las necesita, justamente, para que refuercen la idea (su imagen) que representa, entonces aquí las miradas son manipuladas para creer esa supuesta imagen, así en una complicidad banal, entre imagen y miradas, surge este individuo del que hablamos.


  • Por último me gustaría referirme a las miradas que fragmentan, pongamos el caso de un club de striptease, las miradas de los que están allí no se interesan por las mujeres a las que ven como una unidad, como un ser, tienden a destrozarlas, como una jauría de perros hambrientos sobre un pedazo de carne. Cada uno se lleva un pedazo, cada uno quiere algo tal vez su trasero, sus senos, sus ojos, sus labios (superiores o inferiores), su cariño, su comprensión, su violencia, lo que sea que quieran nunca se llevarían el paquete completo.


Tengan presente que así es como nosotros destrozamos a los seres que amamos, novi@s, amig@s, amantes, lo que sea que tengan. Los separamos, los descuartizamos, y nos queremos quedar solo con ciertas partes; que es sino cuando decimos "mira ojala pudiese comerme esos labios" o cuando queremos solo una parte (o algunas partes) un ojo, un sentimiento, una oreja, su pelo, sus largas piernas.

Somos monstruos desalmados que tiramos de lo que queremos sin pensar en las consecuencias, en la destrucción que generamos, en los abismos en los que nos introducimos y también en los cuales introducimos a los otros.

¿Ahora me van a decir que son inocentes espectadores?

Ahora yo les pregunto, ¿se han dado cuenta de qué forma miran?

3 comentarios:

  1. Sera por eso que nunca te miro?

    Que paso con las miradas que juntan y no destrozan al ser en sus partes, que tipo de mirada es la del amor a un hijo?

    Que paso con las miradas que dan consuelo, como la de la madre que recoje a su hijo golpeado y con solo verlo el sabe que todo esta bien?

    Realmente eres culpable por todo el peso que ponen tus valores al mirar un mendigo, que pasa cuando miras un ladron y el peso de tus valores lo maltrata, lo desprecia Se merece el maltrato y el desprecio?, a lo mejor es tu miedo el que lo hizo y el miedo es un instinto en cuyo caso no eres culpable y si un espectador inocente.

    Si inclusive los seres inanimados son mudos testigos de nuestras vidas y nos determinan, que paso con la mirada INOCNETE del perro que ve a su amo?

    Tiene culpa el guapo de querer ser mirado o la belleza esta para admirarse mismo?

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  2. Le añadiría una parte más al tema de la mirada: no solo como miramos y la forma en que fragmentamos lo que vemos; sino: ¿cómo somos mirados? ¿cómo lo que vemos nos devuelve la mirada? Porque esa mirada que vuelve también nos constituye, nos forma, aunque sea por la vía del rechazo. La gente que despedazamos, ¿acaso no nos despedaza cuando nos devuelve la mirada?

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  3. "Será por eso que nunca te miro?" dijo Juan Pablo hace dos años. Y quizás ahora te mira o nunca mas se encontró con tu figura.

    La Otra Mirada. La mirada-otra.

    Fragmentamos, recortamos, despedazamos.
    También cosemos retazos. También componemos, pegamos, armamos, damos vida. Eso sí: es menos probable y sucede solo en contadas ocasiones.

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